Reflexión de vida, fantasmas y amor.


Todos tenemos una caja fuerte cerrada con claves eternas donde guardamos recuerdos: el inconsciente. Allí se esconden nuestros miedos, inseguridades, malos recuerdos, episodios que, en alguna medida, fueron traumáticos en nuestra vida. Aquello que queremos olvidar o pensar que nunca existió, existe y lo peor es que siempre está presente.

Los fantasmas del pasado siempre vuelven a fastidiar nuestro presente.

En mi caso se trata de los problemas con mis padres.

Yo no soy una persona muy sensible, considero que es signo de debilidad. Llorar no está dentro de mis pasatiempos, pero ese día me sentí tan triste que llore hasta tener los ojos hinchados y rojos. Vi una película para justificar algunas lágrimas, “diario de una pasión”, no hizo más que recordarme lo sola que estoy hasta en el plano amoroso. 
Como mi vida es demasiado pública no tardaron en enterarse mis amigos y familiares cercanos o lejanos. Cuando pensé que me había hundido en la más profunda y precoz depresión mis seres queridos irrumpieron en mi melancólico día para ahuyentar a los fantasmas del pasado.

Con unas palabras de aliento, un abrazo, mensajitos de texto y uno que otro consejo lograron levantarme el ánimo. Tengo que vivir mi vida, basta de amarguras que vuelven grises a nuestros días soleados.
Un amigo me dijo que un momento de sensibilidad no era signo de debilidad, que ser fuerte es precisamente eso, poder sentir, afrontar aquello que nos lastima y no dejarse vencer, seguir adelante… eso es lo que voy a hacer. Como bien me dice siempre una gran amiga mayor “sos un solcito, brilla siempre”. Voy a brillar y no me voy a dejar opacar tan fácilmente, nuevamente me remito a otro consejo, esta vez uno de mi hermano “tenes que ser diferente a los demás y no bajonearte, tenes que ir por el camino difícil y así siempre vas a triunfar”.
Los fantasmas del pasado siempre vuelven a fastidiar nuestro presente, pero está en nosotros dejar que cumplan su cometido o impedir que manipulen a su antojo nuestras emociones.
Reflexión: quizás uno no reciba el amor que necesita de sus padres, pero si mira con atención a su alrededor encontrara muchas personas que abren su corazón para brindarle cariño.
Mi consejo es: cuando estés triste no dejes que los malos recuerdos afloren, combatilos con los buenos recuerdos de aquellas personas que te quieren, el amor todo lo puede.

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